Las ciudades están vivas, pero también podemos encontrar lugares tranquilos en los que trabajar con nuestro iPad, Mac o cualquier dispositivo móvil. Sabiendo elegir el lugar correcto tendremos todas las comodidades posibles. Además de salir de la propia “cárcel” de cuatro paredes que llamamos oficina.

Cuando comencé a trabajar desde casa tenía por delante un gran reto, encontrar un lugar tranquilo para concentrarme sin que nadie me moleste. Error. La soledad, el silencio, la paz está bien cuando quieres relajarte, pero para trabajar hace falta un poco de calor humano, no estar aislado.

Mi periplo por encontrar el lugar perfecto se convirtió en mi pequeña celda de castigo. El no interactuar con nadie (físicamente), ver siempre las mismas paredes y no tener a nadie que me dijese: “Hey, vamos por un café” era insoportable. Por supuesto tenía contacto directo con varios compañeros a través de las apps de mensajería instantánea, pero no lo era lo mismo.

iPad y oficinas convencionales

Tras un tiempo pensándolo, decidí apostar por el iPad para que se convirtiera en mi equipo principal de trabajo. Por suerte pude adaptarlo a mis necesidades sin mayores impedimentos (texto, vídeo, edición básica de imágenes…) Este además presenta un serie de ventajas respecto al Mac (menos peso, mayor duración de la batería, tarjeta SIM integrada…)

Así que con el equipo preparado tocaba mirar alguna oficina compartida para paliar ese contacto humano. La primera en la frente (tal y como se suele decir). Los precios eran prohibitivos, al menos para mi situación económica, así que había que buscar alternativas frente a las oficinas convencionales.

La primera apuesta fue un espacio de coworking. Estos espacios son salas para emprendedores, freelances, autónomos e incluso estudiantes. Básicamente son unas salas en las que tienes derecho a una mesa con un par de sillas, enchufe, baño, internet y todas las comodidades necesarias para lleva a cabo tu trabajo sin ningún tipo de problema. Todo ello compartido con más personas que normalmente suelen variar cada día.

Todo ello por un precio menor al de una oficina convencional. Puedes alquilarlo por horas, días, semanas o meses. Dependiendo del tiempo que necesites, los precios son más asequibles. Aún así, económicamente no me compensaba (al menos la que estaba por mi zona). Pero la magia de “Milanuncios” hacía florecer los suburbios con encanto, al menos eso parecía en las fotografías y descrito es de los anuncios.

Coworking por 2 euros al día

Tras una pequeña búsqueda encontré lo que parecía ser el Santo Grial de los espacios de coworking. Estaba a dos minutos de reloj de casa, ofrecía internet a alta velocidad, una sala de grabación, una mesa para mí sólo, baño y llaves para entrar cuando quisiera. Todo ello por unos 60 euros al mes. Pintaba demasiados bien, no lo voy a negar. Al llegar la sitio, no era tan bonito como yo me podía imaginar en mi peor presagio.

Efectivamente el anuncio no engañaba (pero este no incluía foto). Tenía todas las comodidades, pero a un nivel bastante bajo. Con el simple hecho de deciros que mi mesa asignada era una puerta apoyada en dos taburetes altos os podéis hacer una idea. Pero la cosa es que me gustó ese rollo, demasiado informal pero tenía algo que me decidió aceptar al menos durante 15 días.

Allí iba menos gente que en mi casa, con el inconveniente que la silla estaba rota y el internet tenía una velocidad pésima. Es decir, tenía menos comodidades que en casa y encima tenía que pagar. Rápidamente desaparecieron mis ganas de trabajar ahí. A pesar de que tenía una sala de grabación, el olor a cigarro combinado con plantas naturales no me permitía hablar con normalidad cuando grababa un podcast.

Cafeterías, bares, restaurantes y McDonalds

iPad Burger King

Aprovechando que tenía (y sigo teniendo) un equipo que me permitía trabajar en movilidad. Una mañana decidí bajar al parque que está en frente de casa para aprovechar el Sol. Trabajé durante un rato y me fui a casa. Al día siguiente bajé al bar que está también debajo de casa, desayuné y continué mi actividad con el iPad. Ambas experiencias habían sido positivas, el ambiente era bueno, trabajar al aire libre daba una buena sensación y había cambiado dos veces de “oficina”.

Comencé a cogerle el gustillo rápidamente, así que fui ampliando lugares. Uno de mis preferidos es la playa. Desde mi casa está un poco lejos. Hay que utilizar un vehículo sí o sí. No hay mejor excusa para sacar la moto de paseo en los días soleados. Así que prácticamente ya lo tenía decidido, día que podía desayunaba en la playa y comenzaba a trabajar con el iPad.

Los demás día alternaba con nuevos bares y cafeterías. Comparando precios, comodidad y calidad de los desayunos. La media de trabajar unas 3 o cuatro horas ascendía a unos 3,5 euros aproximadamente. Un precio muy bueno para no caer en la rutina, conocer los mejores bares, cafeterías y trabajar cada día en una oficina distinta y con personas a mi alrededor.

Los restaurantes de comida rápida como Burger King o McDonalds con unos buenos lugares (excepto en hora punta). Lo mejor es acudir los lunes por la mañana, ya que ofrecen café gratis. La idea es que te pidas algo más, pero no es obligatorio. Así que con un café puedes estar un buen rato trabajando sin que nadie te mire con cara de “deja la mesa libre de una vez”.

Resumen de la vida nómada digital

Como puedes comprobar, yo te hablo de mi experiencia, sobre cómo me he adaptado a una necesidad y he aprovechado las circunstancias del terreno. Habrá personas que esto le resulte algo incómodo o directamente que no puedan adaptar su trabajo en movilidad. Pero en mi caso así ha sido. Es más, ahora mismo estoy escribiendo este post (de más de mil cien palabras) desde el Burger King de la estación de Chamartín muy cómodamente.

Actualmente tengo mi trabajo principal, del cuál tengo que compaginar con este proyecto si quiere sacarlo adelante. No es nada sencillo, la mayoría de los días termino de trabajar por la tarde y lo único que me apetece es dormir un poco. Pero eso seria perder la poca tarde (ahora el sol) que me queda.

Para no caer en la rutina ni “aperrearme”, cuando finalizo mi jornada laboral me doy una ducha, grabo el podcast Cultura Digital mientras me tomo un café y me lanzo a la jungla urbana buscando un lugar aleatorio para escribir estos post. Por supuesto, siempre acompañado de mi fiel iPad.

Así que las excusas no existen. Sí no te sientes cómodo en tu lugar habilitado para trabajar, busca alternativas algo fuera de lo normal. Posiblemente le cojas el gusto a tener una oficina en movilidad en un sitio distinto cada día 🙂