Durante la pandemia florecieron las aplicaciones ”solo audio” para cumplir dos funciones fundamentales, acompañar y sociabilizar con el poder de la voz. Clubhouse fue una de las de mayor repercusión, motivo por el que Twitter y otras apps comenzaron a apostar fuerte por este formato con Space.
Clubhouse tuvo un momento extraordinario, pero con una sombra muy oscura detrás, motivo por el que muchos decidimos abandonarla a su suerte. Hoy me apeteció volver a entrar por el simple hecho de buscar compañía y esa sombra todavía permanecía.
Finalmente he tenido que grabar un episodio podcast para matar ese gusanillo de tomar un café y charlar con alguien, aunque sea conmigo mismo. No es lo mismo, pero bueno, al menos me ha servido para grabar otro episodio, del cual me he sentido bastante cómodo sin fijarme en en los detalles del audio.
Algo que se me olvidó añadir en el episodio, es la posibilidad de generar algún tipo de sala/aplicación/servicio a través de un NAS para estos menesteres. Sí, hay opciones como Telegram o Discord, pero desconozco si tendría un valor positivo para reclutar a personas que busquen esta misma iniciativa.
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