Cada pequeña acción que realizamos siempre va a algún lugar, aunque creamos que permanecerán en el abismo. No importa si es una fotografía en Instagram, un tuit en Twitter o un post en tu blog o web. Todo suma, para bien o para mal según el propósito o la insinuación pero ¿a dónde van?.
Quizás no hoy ni dentro de una semana, a veces pasan meses o años hasta recibir algún tipo de señal. Un me gusta, un comentario o incluso un correo electrónico derivado de la publicación. Aunque no recibamos respuestas inmediatas, sí que hay visualizaciones, quizás no muchas pero llegan a varios.
Hace tiempo que escribo, aunque a veces no entiendo para que tipo de lector. ¿A dónde van todos esos artículos que fluyen desde mi iPad mientras viajo en tren? Sólo lo sabes tú que estás leyendo estas líneas.
A un puerto de aire desconocido
Existen tres maneras de publicar -me voy a centrar en los artículos web- las que piensas en que va a llegar a buen puerto y las que piensas que se lanzarán y se desvanecerán en el aire. En la primera acción le darás tantas vueltas que quizás te entre vértigo y no publiques finalmente nada. Si es por obligación, no saldrá como lo tenías planteado y no disfrutarás del camino.
La segunda opción tiene truco si reside el motivo de expansión para tu blog o web. Puedes pensar que vas a publicar al aire sin nadie concreto, pero siempre tendrás que gustar alguien si tu objetivo es aparecer en el mayor buscador del mundo, Google. Esto se consigue siguiendo sus normas, no hay mas y tendrás que pasarás por el aro.
La opción menos ortodoxa puede hacerte sentir mas realizado en tus contenidos. No hay preocupación de que se expanda por posicionamiento, pero sí que lleguen a personas que realmente quieren consumir tus caracteres mientras toman un refresco, una taza de café o simplemente quieren evadirse de los minutos del reloj en un trayecto de transporte público.
A través de un mensaje en una botella
Música que te relaje, un teclado que no interfiera negativamente entre tú y el iPad -en mi caso uso un iPad para escribir- y redactar como un lector no como un editor. El lector tiene el derecho de disfrutar de una buena lectura, aunque sean simplemente varios párrafos.
Yo tengo la obligación de hacer un post superando las expectativas del lector por el simple hecho de querer hacerlo público, visible a todos, por usar la captación a través de un titular y una imagen llamativa. He usado un reclamo sin obligar a nadie a leerlo, pero consciente que por inercia entrarán para saciar la curiosidad. Aprovecho la oportunidad.
Las primeras letras son cruciales para aumentar la curiosidad y que el lector decida seguir avanzando después de un punto seguido. Quieren saber que es lo que pasa, se mantienen latentes, atentos, evadiéndoselo de sus quehaceres actuales. No se quienes son, he lanzado un mensaje en una botella llamada Twitter y han abierto el tapón para leer el contenido.
Te dicen “HOLA” como Mario en una vídeo consola
A veces escribo y recibo respuestas. Es la sensación más gratificante que puedes tener, el tiempo invertido que han dedicado para corregirte, animarte o expresar lo que han disfrutado con esas letras unidas una tras otra como si de una cadena se tratara.
Empezar con un “¡Hola!” ya empezamos bien. Hay educación y generalmente precedido por una presentación. Ha gustado un escrito que ya no me acordaba y que posiblemente no fuera el mejor o mejor dicho, del que no me sintiera muy orgulloso de ello -habiendo otros con mas dedicación-
“Quizás no me conozcas, pero represento a -inserte aquí su mejor opción- y nos ha gustado mucho tu trabajo, la manera en la que te fijas en los detalles que generalmente pasan por alto. Le pones dedicación, pasión y no tienes barreras para llevarlo a cabo gracias a tu flujo de trabajo.” Comienza una alianza sin buscarla, dame unos minutos para afianzarla.
Volviendo la vista hacia atrás
¿Recuerdas? A dónde van las publicaciones que escribes. ¿En qué puerto desembarcan?. ¿Quién descorcha el tapón para leer el mensaje?. ¿Quién hará el proceso inverso si lo que escribí no era algo serio?.
A donde van las publicaciones de tu blog, web, mensajes o imágenes puede ser algo obvio dependiendo de tus seguidores. Pero hay que mentalizarnos de que el rebote es infinito. ¿Qué quiero decir con esto? Cuando recibas un “Hola” de quien menos esperas, lo comprenderás.
Gracias a esta publicación he podido reducir dos horas de viaje pensando que habían pasado 20 minutos. Escribir desde un iPad es maravilloso, lo recomiendo y reconozco que soy pesado. Ahora voy a publicar esta editorial de fin de semana sin esperar ni saber a donde va…
Deja una respuesta